Aquí el pañuelo que llevaba Marta para taparse los hombros no sirvió de nada, no la dejaban entrar. Y no nos quedó otro remedio que alquilar una camisa floreada en un puesto en el exterior del complejo.
Tras la incidencia, visitando este espectacular complejo.
Y acabamos la mañana visitando el Buda Reclinado.
La tarde la gastamos haciendo un recorrido por el río Chao Phraya en una embarcación no turística que nos recomendó un transeúnte tailandés.
Estuvimos más de dos horas recorriendo el río y desembarcamos cerca del barrio chino.
Recorrimos sus bulliciosa calles y volvimos al hotel con los tuk-tuks y sin respiración, ya que llevan estos vehículos a toda velocidad por medio de la ciudad.
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