Nos levantamos muy pronto porque no teníamos entradas anticipadas para entrar en la Alhambra.
Pensabamos que como el tiempo no acompañaba, encontraríamos poca gente, pero cuando llegamos nos dimos cuenta que estabamos realmente equivocados.
Teníamos bastantes personas delante nuestro, pero tuvimos suerte porque pudimos entrar y nos dieron hora a los Palacios Nazaríes para el medio día.
Nos pasamos toda la mañana en el interior de la Alhambra y el Generalife, y lástima que la lluvia nos quiso acompañar, porque pasear por sus jardines con un día asoleado debe ser mucho más gratificante.
Explicar todo el complejo de la Alhambra y el Generalife es realmente complicado, pero cuando entras, te vas quedando cautivado por su belleza e historia.
Ya en el exterior, gastamos lo que nos quedó de tarde contemplándola y paseando tranquilamente, recorriendo el casco antiguo de la ciudad.
Después de cenar unas cuantas tapas más, directos al hotel. Tocaba descansar ya que había sido un día intenso desde la madrugada.
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