Habíamos dormido toda la noche de un tirón, y con el estómago lleno, después de un buen desayuno en el buffet del hotel, nos dispusimos a recorrer Las Vegas. La Ciudad del Juego y el Espectáculo.
Cada hotel es un parque de atracciones y algunos están tan juntos que no es necesario salir al exterior para ir de uno al otro. Fuera hacía tanto calor que tenían unos ventiladores en las aceras con un circuito de agua alrededor para ir refrescando a la gente que iba pasando.
Recorrimos casi todos los hoteles, empezando por el nuestro, Hotel Luxor, y pasando por los Hoteles Excalibur, New York, Bellagio, MGM, Paris, ... y lo que realmente sorprende son las dimensiones. Aquí todo es grande y está hecho a lo grande.
Los casinos son impresionantes, pudiendo jugar a cualquier juego a cualquier hora del día, pero más sorprendente es que algunos casinos tienen en su planta baja todo tipo de máquinas para que los más pequeños también disfruten. Así mientras los padres gastan el dinero en la planta principal, los hijos se la gastan en la planta baja.
A media tarde nos incorporamos al grupo con el que a partir de entonces haríamos el Circuito por la Costa Oeste. Volvimos ha hacer un poco del circuito por los hoteles que habíamos hecho por la mañana y luego nos dirijimos al centro de Las Vegas, en una des sus calles donde se encuentran los casinos más antiguos como el Fremont, la han cubierto con millones de bombillas y hacen un espectaculo de luz y sonido muy original.
Después de un buen rato jugando y sin perder ningún dolar, decidimos ir a dormir ya que se hacía tarde y al día siguiente tocaba madrugar para empezar la ruta en autobús por la Costa Oeste.
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